Educar desde el afecto también es hablar de sexualidad
Educamos con nuestras palabras, con lo que hacemos, con el amor que nos tenemos a nosotros mismos y a los demás. Educamos con nuestro afecto, pero también con nuestros silencios, nuestros prejuicios y nuestra manera de expresar (o reprimir) los sentimientos.
Porque educar también es acompañar en lo emocional, es enseñar empatía y respeto. Y hoy más que nunca, esto incluye también cómo hablamos de la sexualidad.
Con el acceso tan fácil a las nuevas tecnologías, muchos niños y niñas, incluso desde los 6 años, pueden acabar viendo escenas de contenido pornográfico sin querer. Basta que uno lo vea —a menudo por accidente— para que lo comparta con otros, impulsado por la curiosidad típica de la infancia.
A estas edades, su cerebro y su mundo emocional aún no están preparados para comprender ni procesar este tipo de imágenes. Lo que ven, lo repiten o lo imitan como si fuera un juego, sin comprender el contexto, el consentimiento ni las implicaciones afectivas. Esto puede...