Los cambios sociales y culturales de las últimas décadas están afectando a las dinámicas familiares.
Por un lado, la crisis económica ha afectado a la calidad de vida de los niños/as y adolescentes. Creando más vulnerabilidad, sobretodo cuando los padres y el ambiente en que viven sufre. Pues muchas veces faltan recursos en las familias para clases de refuerzo, extraescolares… Los horarios laborales a veces impiden la conciliación familiar, al final hay abuelos haciendo de padres cuando en verdad lo que hacen es de abuelos porque es lo que son, pero claro, quién se lo dejo por las tardes si trabajo… Todo esto se ve reflejado muy a menudo en la consulta.
Por otro lado, las nuevas tecnologías ha aumentado la inmediatez, han reducido el tiempo compartido y ha cambiando la forma de divertirnos. Muchos niños/as se quejan de que sus padres están todo el día con el móvil y al revés, pero estamos implicados todos. Los jóvenes cada vez viven las cosas en una edad más temprana (salir, ropa…). Hay desmotivación escolar, clases aún magistrales, educación no personalizada y fracaso escolar. Ha aumentado la violencia de hijos a padres. Todos estos factores han ido influenciando en algún grado en la vida y ambiente familiar actual.
Estos cambios sociales conllevan nuevas situaciones que implican reformulaciones, para adaptarse de forma flexible y coherente con el buen funcionamiento familiar. Por lo tanto, el manejo adecuado ayudará a mejorar el ambiente y salud emocional familiar.
Los problemas de conducta se deben a varias causas, no influye un solo factor. Entrando en juego el temperamento del niño/a, la genética, los acontecimientos vitales (un nuevo hermano), sus habilidades sociales, su inteligencia emocional y el de su familia, la salud familiar, las habilidades parentales de los padres, las dificultades de aprendizaje, el apoyo social…
Los niños cuando sufren, a veces lo que hacen es portarse mal, por lo tanto, los trastornos de comportamiento muchas veces son un síntoma.